Mis dudas existenciales 🤔
- Angela Villegas
- 13 sept 2024
- 3 Min. de lectura

Una duda que me surge (recuerda que yo publico única y exclusivamente mi punto de vista... solo para que quede claro 😬) y es: ¿por qué en la construcción parece que lo que se firma no es lo que se termina haciendo, lo que se termina exigiendo y peor aún, lo que terminamos consiguiendo …y por ende, aceptando?
Es una reflexión que me acompaña en muchos proyectos y creo que algunas razones que pueden explicar esta situación en nuestro sector, son:
Cambios en el alcance del proyecto: Los proyectos de construcción suelen ser complejos y estar sujetos a variaciones durante su desarrollo. Las expectativas de los clientes, regulaciones locales, condiciones del suelo o imprevistos técnicos pueden forzar cambios en el alcance que no se previeron al inicio, lo que genera desviaciones respecto a lo firmado.
Incertidumbre en la planificación: A pesar de los esfuerzos en la planificación, es casi imposible prever todos los detalles que surgirán durante la ejecución de un proyecto. Esto puede deberse a la complejidad del diseño, la interacción de múltiples actores o simplemente a circunstancias imprevisibles (climáticas, materiales, disponibilidad de mano de obra, que por cierto es un problema grande ahora mismo en España).
Falta de alineación entre las partes interesadas: Muchas veces hay una falta de comunicación o desalineación entre los diferentes actores del proyecto: promotor, constructor, subcontratistas, ingenieros, arquitectos, etc. Lo que se firma puede tener distintas interpretaciones según cada parte, lo que deriva en discrepancias a lo largo del proyecto.
Limitaciones presupuestarias: Es común que los presupuestos iniciales no incluyan un margen suficiente para imprevistos, lo que lleva a que, al avanzar el proyecto, se tomen decisiones de reducción de costos que impactan en la calidad o en los resultados finales. Esto se traduce en una diferencia entre lo que se acordó inicialmente y lo que finalmente se entrega.
Normativa y regulaciones en constante cambio: En algunos casos, las normativas locales o los requisitos de licencias y permisos pueden cambiar durante el transcurso del proyecto, lo que fuerza modificaciones en la obra que no estaban contempladas inicialmente. Este punto en especial, me produce una impotencia importante 😡.
Presión de plazos y calidad: La presión por cumplir plazos suele ser uno de los factores que más afecta a la calidad y ejecución de un proyecto. A menudo, por cumplir con los tiempos pactados, se toman atajos en procesos constructivos o se eligen materiales que no estaban originalmente especificados.
Aceptación de "lo mejor que se puede conseguir": Este fenómeno puede estar vinculado con la "cultura del sector", donde la flexibilidad y adaptación se ven como algo inevitable. Los actores involucrados muchas veces aceptan que lo que se obtiene al final del proyecto es "lo mejor que se puede conseguir" dadas las circunstancias, en lugar de lo que se había acordado.
En resumen, el respeto al contrato, que precisamente se firma para reflejar lo que ambas partes han acordado, debería ser el documento que guíe todas las acciones y decisiones. No obstante, en muchas ocasiones nos encontramos en situaciones donde el cumplimiento estricto del contrato se diluye o se flexibiliza bajo la presión de las circunstancias, lo que, por supuesto, no debería ocurrir.
El hecho de que la construcción sea una industria tradicional, con procesos fragmentados y muchas partes involucradas, también contribuye a este desajuste entre expectativa y realidad. Podemos apoyarnos en herramientas como la digitalización y BIM, una planificación avanzada (¡y a conciencia! 😅), y ahora, con la inteligencia artificial, para cerrar esta brecha. Aunque sigue siendo un desafío presente en el sector, es algo en lo que todos debemos trabajar para mejorar.



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