¿Estamos yendo preparados a obra… o solo presentes?
- Angela Villegas
- 11 jun
- 2 Min. de lectura

La diferencia entre estar y realmente aportar
Cuando comencé mi vida laboral, tuve la suerte de trabajar en una de las constructoras más importantes de mi ciudad natal. En ese momento, era un referente en el sector. Yo ocupaba el cargo de jefe de producción —aunque allí se le llamaba “auxiliar de obra”— y vivía cada jornada con una mezcla de entusiasmo y nervios. Como muchos al inicio, buscaba validación, quería aprenderlo todo y sobre todo, demostrar que valía para el oficio.
Recuerdo especialmente a mi gerente de construcción. Era de esos líderes que marcan. Firme pero justo. Exigente, sí, pero con profundo respeto por el trabajo técnico y por las personas. Con él, una se sentía constantemente desafiada… y eso te hacía crecer.
La cinta métrica que me cambió la mirada
Un día cualquiera —al menos así lo recuerdo ahora— vino a visitar la obra y pidió medir algo. Yo, que solía llevar siempre mi cinta métrica en la cintura, justo ese día no la tenía conmigo. Su comentario fue breve, sin levantar la voz ni hacer una escena. Pero fue contundente. Me hizo sentir expuesta, sí, pero también responsable.
Desde entonces, jamás volví a olvidarme la cinta métrica. No era solo una herramienta. Era una declaración de intenciones. Una forma de decir: “Estoy aquí para hacer bien mi trabajo”.
Hoy, desde otro rol, veo las obras con otros ojos
Los años han pasado y hoy me toca recorrer muchas obras desde otro lugar: reuniones de coordinación, visitas técnicas, seguimientos de avance… Y no deja de sorprenderme —y a veces preocuparme— ver a profesionales que llegan sin planos, sin datos actualizados, sin una cinta en el cinturón.
¿Cómo estamos yendo realmente a obra?¿Con preparación y propósito, o simplemente para cumplir?
No lo digo desde la crítica, ni mucho menos con ánimo de juzgar. Lo comparto como una reflexión honesta. Porque es cierto que el sector tiene retos enormes —falta de reconocimiento, presión de plazos, condiciones duras— pero también es cierto que no siempre miramos hacia adentro.
La profesionalidad se nota en los detalles
La forma en que llegamos a obra dice mucho. ¿Respetamos el tiempo de los equipos? ¿Conocemos el terreno que pisamos? ¿Nos preparamos antes de hablar en una reunión? Son gestos simples, pero hablan de compromiso y de respeto por el oficio.
No importa si estás en oficina o en campo. Si sabes para qué estás allí, lo que haces suma.
Y si estás empezando, no te preocupes por no saberlo todo aún. Pregunta, escucha, toma notas, y —muy importante— agradece a quienes te enseñan. Porque el momento de liderar llegará, y cuando llegue, más vale estar preparado.
¿Y tú, cómo llegas a obra cada día?
¿Te has hecho esta pregunta últimamente?Me encantaría leerte en los comentarios: ¿Qué pequeños gestos crees que marcan la diferencia en nuestro trabajo diario?
Si este artículo te hizo reflexionar, te invito a seguirme en mis RRSS:
Encontrarás:
👉 Lo que nadie te dice sobre liderar equipos en obra
👉 Cómo he aprendido a manejar el estrés en proyectos de construcción
👉 Metodologías que me han ayudado a mejorar mi trabajo en obra